jueves, 7 de enero de 2010

Henry Darger: como rayos sobre el campo.

Un gran artista.





Henry Darger tuvo una vida que genera curiosidad y morbo: vivió como un mendigo sin que nadie conociese su obra, fue un hombre obsesivo, delicado, inocente... en fin, una biografía mediática. Nos despierta interés conocer los entresijos disparados de aquellas partes oscuras de la mente, que aunque nos susurran a todos, las ignoramos y las señalamos como desvíos o defectos en los demás, en todas aquellas personas que no pueden callarlas y que a veces hacen que su visión vaya más allá.
La pena es que bajo todos esos tópicos que rodean a los locos se vea su obra como una aventura excéntrica de alguien fuera del mundo, y no se vea la verdad y la belleza de una obra valiente y única.
Creó solamente para sí, y por eso pintó única y exclusivamente lo que necesitaba ver. Y fue ambicioso en sus invenciones. Formalmente plasmó lo que en su temática ya nos dice abiertamente: que es un misterio cómo un niño se puede llegar a convertir en un torturador, un perseguidor, un monstruo. En su espacios abiertos en donde niños, sobre todo niñas, y personajes fantásticos inofensivos, se ven constantemente cercados por hombres fríos, violentos, aburridos, que parecen llevar una orden clara: perseguir, matar a esos niños. Adultos que parecen marionetas, cosas, hechos irremediables. Incontestables como rayos sobre el campo.



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